lunes, 5 de mayo de 2008

Para ganar hay que tener...los bien puestos...

Como no pensar en tí...tulo




La “U” le volteó el partido a José Gálvez y lo derrotó 3-2 en el Monumental
Todo es espontáneo en la “U”. Esas manos al cielo ante la prédica imaginaria del “Vagón” (a pesar de la parodia desatinada de un arquero rival), aquel beso furtivo entre Donny y “Malingas” en medio de un clásico, y ahora ese abrazo desesperado que no parecía el de un técnico (Gareca) con su jugador (Neyra), sino de dos hinchas que celebran en la tribuna afiebrados por esa pasión que empieza a rimar con campeón. La “U” recuperó esa cualidad de resurrección tantas veces inexplicable. Lo hizo ante Alianza, dejando sin efecto la burla de Bologna; y ahora ante Gálvez, aunque sin lucidez adelante y vacíos atrás (el peor partido defensivamente en la era Gareca), corroboró que un aura especial rodea su destino. Dos veces abajo en el marcador; dos errores defensivos del rival que permitieron los empates. La agonía es la frontera de la “U”. Por ahora es invencible, pero Rafo Castillo sabía que esto podía cambiar. Estudió perfectamente al equipo de Gareca. Tan bien lo hizo que apenas las imprevisibles circunstancias le arrebataron el cartel de aguafiestas. Mandó ex profesamente a hacer daño por esa espalda ancha de Miguel Torres. Y por allí llegó el pase de Ronceros. Desconcertados, Molina y Araujo, vieron cómo Velásquez silenció el Monumental a los 12’. Nueve minutos después, el arquero boliviano Fernández empezaría a ser el protagonista principal del triunfo crema. Un inocuo tiro libre lanzado por Neyra, pegó en su cuerpo, y en ese bote y rebote, Rabanal puso todo igual. Pero no duró mucho. Meza Cuadra fue más fuerte que Duarte, llevó a uno y otro, corrió por ese lado derecho que tanto le duele a la “U” y sacó una puñal que Iriarte clavó en el arco de Fernández a los 24’. Inmediatamente llega el empate, no como consecuencia de esta reestructuración, sino por otro error del boliviano. Un centro largo de Neyra lo sobra, pega en el poste y “Malingas” de cabeza, pescando ese rebote, empieza a acostumbrarse a ser goleador a los 28’. Con las expulsiones de Ronceros por doble amarillas a los 11’ del complemento y luego la de Llanos (roja directa) por una patada de kickboxing a Hurtado a los 16’, la “U” empujó, sin orden, teniendo a tres delanteros (ingresó Labarthe) amontonados, sin claridad por los lados. Gareca rediseñó todo sobre la marcha. Los tres del fondo pasaron a ser una línea de cuatro. Era la mejor manera de contener a Gálvez. Sólo algo extraordinario podía salvar a Gareca. Y ocurrió. Ese remate de treinta metros de Neyra bajó el telón a los 30’. El “Tigre” olvidó las formas, enloqueció de repente y se fundió en ese abrazo exageradamente espontáneo con Donny. Suerte, garra, llámelo amor, si quiere, pero seis años después, en Ate se vuelve a sentir ese inconfundible olor del preludio al título. KIKE LA HOZ









































































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