jueves, 17 de julio de 2008

Pareció un partido de practica...

Misio, pero contento
Boys fue puro corazón y le volteó el partido a la “U”
La dignidad, el amor propio, el respeto a una camiseta no conocen de piernas sin entrenar, ni de bolsillos vacíos. Por eso en el Callao, Boys hizo carne su orgullo y sangre la rebeldía para vencer con justicia a la foto del campeón. No se creyó eso que la “U” estaba al frente con su equipo “B”. Léase sin Hurtado, Galván, Donny Neyra y sus dos Torres, que ese no era problema suyo. Tampoco que el campeón ya no tiene motivaciones para ganar porque es el campeón, ya que esa es la excusa de los mediocres. No tardó siquiera dos minutos para que los rosados asomen con miedo sobre el arco crema. “Kukín” Flores -perfilado, tres dedos, con esa zurda mágica- volvió a desempolvar el viejo rótulo de “el mejor diez del fútbol peruano” para clavarle un disparo a Ibáñez, quien cual viejo zorro, sacó también toda su jerarquía para evitar la caída del arco merengue. El cuadro de Gareca, desconcertado, no encontró en Candelo a su conductor, ni en el “Candado” y Tragodara los hombres que fueran capaces de frenar a Carlos Flores. Era todo para Boys pero el primero fue crema. Cuando la válvula de oxígeno acusó desgaste en el Callao, creció la estatura del “chato” Ardiles para desdoblarse en su sacrificada labor de reemplazar por la banda a Miguel Torres y calzarse la camiseta de conductor en auxilio de Mayer para dibujar la diferencia. Minuto ‘36. Ardiles combina con Candelo en el área porteña, el “chato” ve a Labarthe metido como cuña y la pone arriba al mano a mano con Libman que sale mal y el hijo del “Chino” -ironías de la vida hijo del puerto- sombreada previa, la pone al fondo de cabeza. El segundo tiempo era para la “U” y el grito desesperado de la tribuna: “marquen al ‘chato’” para neutralizar a Ardiles, que volvió a colocar a Labarthe de cara al gol, empero Libman salvó con los botines. Intentó de nuevo “Malingas” Jiménez pero, a mano cambiada, el portero chalaco le cerró la puerta. Guapeó “Kukín” como en los vestuarios y sacó la pendejada criolla para darle vuelta. Saque rápido de lateral de Cáncar, mientras los cremas seguían durmiendo en sus laureles y “Kukín” que ubica el balón frente al arco y el gordo Ramos no tiene otra que meterla para desatar la euforia porteña y a su vez la furia del “Tigre” Gareca. Horroroso el juez Héctor Rojas no cobró un claro penal a Ramos tras ser derribado por Araujo y Zapata, y hasta le anuló un gol a Pérez por una cargada de “Kukín”. Hecho un “Tigre”, Gareca puteó de impotencia por los errores de su plantel y mandó jugadores para recuperar la pelota antes que el mismo terminara por perder el control. Era ganar o morir, cuando Flores sobre la línea de meta, marcado por tres hombres saca el centro imposible y el chico Núñez a los ‘41 sella la victoria. El invicto del campeón se acabó y no hay que hacer dramas, porque de las derrotas también se aprende. Omar James Dávila



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